Hoy me gustaría tratar lo que considero uno de los grandes problemas del
fútbol base –en líneas generales-. Por último antes de empezar, todo aquel que
tenga cualquier duda intentaré solucionársela en medida de lo posible, podéis
dirigiros a mí vía twitter @Miguel_Soto89
o mi correo Miguel_Entrenador@hotmail.es
No hace falta decir,
que el fútbol base es, sin lugar a dudas, una de las etapas más importantes
del futbolista. Aunque la “gloria” llega al final del túnel, con el debut como
profesional y a menudo ni nos cuestionamos cuantos se han quedado en el camino
sin llegar a esa meta. En esta etapa futbolística, me gustaría resaltar un
problema, el “padre entrenador”. Sin lugar a dudas todo el mundo CREE saber de
fútbol, CREE entenderlo y opina a menudo sin un conocimiento real del mismo. El
fútbol es uno de los deportes más populares a nivel mundial, lo que deriva que
se enriquezca de esa popularidad en muchos sentidos, pero a su vez tenga otros
muchos aspectos negativos, ¿quién no opina de fútbol? Y subrayo, a menudo
gratuitamente.
“Haber jugado al fútbol, no nos da un conocimiento real o
profundo del mismo”
En la etapa de
crecimiento del/la futbolista, la influencia de los padres en el chico/a es enorme,
y sin lugar a dudas deben representar un pilar para sus hijos, nunca convirtiéndose en un aliado en la
búsqueda de excusas, o siendo sobreprotectores con él.
No sorprende –y muchos me entenderán- que en
categorías inferiores a menudo se vean a padres dando indicaciones a sus hijos
antes del partido, durante y después, lo cual es realmente nocivo para el
crecimiento del deportista. Las ideas de los “padres entrenador”, seguramente
entraran en contradicción con las del míster que durante la semana ha estado
dirigiendo unas sesiones de forma programada y marcando unos objetivos, que el
padre o madre desconocen. Este cruce de ideas, no hará más que confundir al/la
chico/a disminuyendo el rendimiento, como resultado de no tener las ideas
claras, el jugador se preguntará ¿escucho a mi padre? ¿al míster? ¿a quién? ¿a
ambos? ¿a ninguno?
Además, esta forma de
proceder crea un problema mayor que a muchos se les pasa por alto hasta que sus
hijos tienen una edad considerable, yo lo llamo el “efecto fifa”. Esos gritos
de “PASA!!” “CHUTAAA” no sólo traen ansiedad al chico, que debe ver sus inicios
como algo divertido -sin olvidar que se debe competir-, asumiendo que esto
implica un esfuerzo que debe ir en aumento a medida que crecen (no exigiremos
lo mismo a un alevín-benjamín que a un Infantil o cadete por ejemplo). El
efecto fifa, crea robots, futbolistas que no saben cómo actuar en las
situaciones que se le plantean a lo largo del partido, el “PASALA!! CHUTA!!”
sólo traerán un elemento positivo a MUY corto plazo con una posible victoria,
pero acrecentando que el futbolista se convierta en un jugador de videojuego y
por lo tanto que no sea útil, siendo innecesario a la larga y creando una
enorme frustración en el mismo (asimismo se incluye a algunos entrenadores).
Vemos por lo tanto, en
este primer bloque, que a menudo muchos padres se preocupan por la práctica
deportiva de sus hijos, lo cual está bien, pero las formas en que lo hacen no
son las correctas: “Quiéreme menos pero
quiéreme mejor”. Observamos también que los padres dan indicaciones durante
el partido, y también los efectos negativos que traen consigo. Y por último
decir, si hemos confiado en un club/entrenador para dejar a cargo a nuestros
hijos/as dejémosle trabajar, y si no nos gustan las maneras o formas, siempre
se pueden buscar otros equipos que nos den mayor confianza. Sobre la relación
entrenador-padres, entrenador-club y padres fútbol abriré un nuevo capítulo, si
se me permite. Un abrazo a todos y gracias por leerme, y cualquier duda sólo
tenéis que contactar conmigo.
Miguel Soto López
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