miércoles, 27 de marzo de 2013

Los árbitros, una situación que se repite.



Ya avisó, Laureano Ruíz, en uno de sus libros, sobre el tema que trato hoy. Él mismo, citó -año 1998- que hacía 25 años en un periódico de Barcelona aparecía la siguiente noticia: “El arbitraje español atraviesa una grave crisis. No hay jornada sin incidentes, goles protestados, fueras de juego discutibles, penaltis olvidados e incluso árbitros zarandeados o golpeados”.

Laureano, el mítico entrenador, que cosechó grandes triunfos en el F.C. Barcelona –principalmente en la base- y en gran parte culpable del actual Barça, aseveraba con un tono crítico, a la vez que reflexivo: “trasládenlo a este momento y comprobarán que todo sigue igual”. Pues bien, hemos señalado las fechas de 1998 –de un pasado reciente- y  otras de un pasado más lejano. Y ahora en el año 2013, repito como lo hizo en su momento Laureano, “TODO SIGUE IGUAL”.
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Lógicamente, hay que separar de que tipos de árbitros hablamos, pues, bien podríamos referirnos al fútbol base, o al amateur, y del mismo modo diferenciar las categorías en las que están estos equipos. Lamentablemente, en los tiempos que corren, la necesidad económica ha hecho que exista un exceso de árbitros, de los cuales una gran mayoría -no todos-, simplemente están ahí para ganarse un sobresueldo, algo que se podría comparar en gran medida a lo que sucede con muchos entrenadores. ¿O no han escuchado el típico “estoy aquí para ganarme unos eurillos más”? Yo, sí.

Si ya avisé, o señalé, que esos entrenadores eran perjudiciales para el fútbol en general -en especial el fútbol base-, he de decir exactamente lo mismo de esos “árbitros”, que poco o nada ayudan a este maravilloso deporte, y a menudo, son señalados por una serie de controversias y sus decisiones erróneas. Árbitros que ni se saben el reglamento, que hacen actas equivocadas, o simplemente no están a la altura o expectativas que se marcan en el terreno de juego. Al menos yo, considero, que un árbitro debe tener grandes cualidades: conocer el reglamento, psicología, condición física, dominio movimientos tácticos del juego, prontitud en la percepción e intuición, entre otras.

Muchas veces se escucha, que en el fútbol base tiene que estar el mejor entrenador, y yo digo, también el árbitro. Dónde a menudo encontramos todo lo contrario (lamentablemente). Muchas veces, y como punto final, a esos errores que vemos –que cometen- se escucha el famoso “los jugadores también fallan, y se les perdona”. Pero estos, recuerdo, luchan contra un desgaste físico (que comparten con el árbitro), sin embargo, el jugador, lucha contra el desgate físico, el balón y el rival.

Recordemos, ante todo, es una crítica al sistema existente, donde a menudo entra cualquiera, del mismo modo que sucede con el “entrenador”. Por suerte, no todo es así, ni en un bando ni en otro. Y ante todo, resaltar al árbitro como una figura a respetar, un compañero más, necesario en el desarrollo del juego. Un compañero, que como al resto de entrenadores, le pido, sea más profesional, pues de él depende que exista un correcto juego, una correcta enseñanza, y un resultado justo, que él, evite ser el verdugo de otros compañeros. Que él se gane el respeto, profesionalizándose, como otros árbitros y entrenadores me he encontrado en el camino de mi vida "futbolística".

Miguel Soto López, Entrenador de Fútbol.                                               Sígueme vía twitter@Miguel_Soto89




Si no hay cambios dentro de 25 años seguiremos en una idéntica línea” Laureano Ruiz –año 1998-.


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